jueves, 10 de junio de 2010

SESIÓN N° 4: EL VALOR DE LA AMISTAD

La amistad es un tipo de unión afectiva que se basa en la comunicación, el apoyo mutuo, la comprensión, el cariño y la absoluta armonía entre dos personas.

ACTIVIDADES

1. Reflexión:



LA DIFERENCIA ENTRE UN ÁNGEL Y UN AMIGO

Un ángel no nos escoge, Dios nos lo asigna.
Un amigo nos toma de la mano y nos acerca a Dios.
Un ángel tiene la obligación de cuidarnos.
Un amigo, nos cuida por amor.
Un ángel, te ayuda evitando que tengas problemas,
Un amigo te ayuda a resolverlos.
Un ángel, te ve sufrir sin poderte abrazar.
Un amigo te abraza, porque no quiere verte sufrir.
Un ángel, te ve sonreír y observa tus alegrías.
Un amigo, te hace sonreír y te hace parte de sus alegrías.
Un ángel, sabe cuando necesitas que alguien te escuche.
Un amigo te escucha, sin decirle que lo necesitas.
Un ángel, en realidad, es parte de tus sueños.
Un amigo, comparte y lucha porque tus sueños, sean una realidad.
Un ángel, siempre está contigo ahí, no sabe extrañarnos.
Un amigo, cuando no está contigo, no solo te extraña sino que también, piensa en ti.
Un ángel, vela tu sueño.
Un amigo, sueña contigo.
Un ángel, aplaude tus triunfos.
Un amigo, te ayuda a que triunfes.
Un ángel, se preocupa cuando estás mal.
Un amigo, se desvive porque estés bien.
Un ángel, recibe una oración tuya.
Un amigo, hace una oración por ti.
Un ángel, te ayuda a sobrevivir.
Un amigo, vive por ti.
Para un ángel, eres una misión que cumplir.
Para un amigo, eres un tesoro que defender.
Un ángel, es algo celestial.
Un amigo, es la oportunidad de conocer lo más hermoso que hay en la vida
Un ángel, quisiera ser tu amigo.
Un amigo, sin proponérselo,
¡TAMBIÉN ES TU ÁNGEL!

2. Construye un cuadro comparativo sobre la reflexión, resaltando las semejanzas y diferencias entre el ángel y el amigo.


3. Saca una conclusión sobre la reflexión:





4. Lee el siguiente cuento:



El vendedor de globos


Una vez había una gran fiesta en un pueblo. Toda la gente había dejado sus trabajos y ocupaciones de cada día para reunirse en la plaza principal, en donde estaban los juegos y los puestitos de venta de cuanta cosa linda una pudiera imaginarse.

Los niños eran quienes gozaban con aquellos festejos populares. Había venido de lejos todo un circo, con payasos y equilibristas, con animales amaestrados y domadores que les hacían hacer pruebas y cabriolas. También se habían acercado hasta el pueblo toda clase de vendedores, que ofrecían golosinas, alimentos y juguetes para que los chicos gastaran allí los pesos que sus padres o padrinos les habían regalado con objeto de sus cumpleaños, o pagándoles trabajitos extras.

Entre todas estas personas había un vendedor de globos. Los tenía de todos los colores y formas. Había algunos que se distinguían por su tamaño. Otros eran bonitos porque imitaban a algún animal conocido, o extraño. Grandes, chicos, vistosos o raros, todos los globos eran originales y ninguno se parecía al otro. Sin embargo, eran pocas las personas que se acercaban a mirarlos, y menos aún los que pedían para comprar algunos.

Pero se trataba de un gran vendedor. Por eso, en un momento en que toda la gente estaba ocupada en curiosear y detenerse, hizo algo extraño. Tomó uno de sus mejores globos y lo soltó. Como estaba lleno de aire muy liviano, el globo comenzó a elevarse rápidamente y pronto estuvo por encima de todo lo que había en la plaza. El cielo estaba clarito, y el sol radiante de la mañana iluminaba aquel globo que trepaba y trepaba, rumbo hacia el cielo, empujado lentamente hacia el oeste por el viento quieto de aquella hora.

El primer niño gritó:

¡Mira mamá un globo!

Inmediatamente fueron varios más que lo vieron y lo señalaron a sus chicos o a sus más cercanos. Para entonces, el vendedor ya había soltado un nuevo globo de otro color y tamaño mucho más grande. Esto hizo que prácticamente todo el mundo dejara de mirar lo que estaba haciendo, y se pusiera a contemplar aquel sencillo y magnífico espectáculo de ver como un globo perseguía al otro en su subida al cielo.

Para completar la cosa, el vendedor soltó dos globos con los mejores colores que tenía, pero atados juntos. Con esto consiguió que una tropilla de niños pequeños lo rodeara, y pidiera a gritos que su papá o su mamá le compraran un globo como aquellos que estaban subiendo y subiendo. Al gastar gratuitamente algunos de sus mejores globos, consiguió que la gente le valorara todos los que aún le quedaban, y que fueran muchos. Porque realmente tenía globos de todas formas, tamaños y colores. En poco tiempo ya eran muchísimos los niños que se paseaban con ellos, y hasta había alguno que imitando lo que viera, había dejado que el suyo trepara en libertad por el aire.

Había allí cerca un niño negro, que con dos lagrimones en los ojos, miraba con tristeza todo aquello. Parecía como si una honda angustia se hubiera apoderado de él. El vendedor, que era un buen hombre, se dio cuenta de ello y llamándole le ofreció un globo. El pequeño movió la cabeza negativamente, y se rehusó cogerlo.

-Te lo regalo, pequeño-le dijo el hombre con cariño, insistiéndole para que lo cogiera.
Pero el niño negro, de pelo corto y ensortijado, con dos grandes ojos tristes, hizo nuevamente un ademán negativo rehusando aceptar lo que se le estaba ofreciendo. Extrañado el buen hombre le preguntó al pequeño que era entonces lo que lo entristecía.

Y el negrito le contestó, en forma de pregunta:

-Señor, si usted suelta ese globo negro que tiene ahí ¿Será que sube tan alto como los otros globos de colores?

Entonces el vendedor entendió. Tomó un hermoso globo negro, que nadie había comprado, y desatándolo se lo entregó al pequeño, mientras le decía:
-Haz tú mismo la prueba. Suéltalo y verás como también tu globo sube igual que todos los demás.

Con ansiedad y esperanza, el negrito soltó lo que había recibido, y su alegría fue inmensa al ver que también el suyo trepaba velozmente lo mismo que habían hecho los demás globos. Se puso a bailar, a palmotear, a reírse de puro contento y felicidad.

Entonces el vendedor, mirándolo a los ojos y acariciando su cabecita enrulada, le dijo con cariño:

-Mira pequeño, lo que hace subir a los globos no es la forma ni el color, sino lo que tiene adentro.

4. Contesta las siguientes preguntas de acuerdo al cuento:

- Describe el comportamiento del vendedor de globos.


- Describe el niño de raza negra que estaba en aquella plaza mirando los globos.



- Ilustra por medio de dibujos la secuencia del cuento.



No hay comentarios:

Publicar un comentario